jueves, 1 de agosto de 2013

Y fijamente se miraron

Y fijamente se miraron
y preciso en ese instante supieron que querían pasar el resto de sus vidas juntos.

Como una revelación mágica, casi ilógica
que solo esos dos corazones son capaces de apreciar.

Se dieron la mano y comenzaron a caminar.
El viento fuerte, que viajaba alto desde los Pirineos
sirvió de impulso para que no cayeran si alguna vez tropezaron.

Juntos descubrieron muchos lugares.
Saltaron, rieron, lloraron y se abrazaron en muchas ocasiones.
Supieron amarse y el resto fuimos testigos de que ese amor era cierto, inequívoco y verdadero.

Y así construyeron su casa
y la llenaron de familia y amigos con los que siempre pudieron contar.

Y yo les vi.
Y hoy les veo.
Feliz por ellos, acompañándoles en este viaje que ya es eterno.


Natalia Ballestero



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